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Del 25 de octubre de 2019 al 20 de septiembre de 2020
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MURAM - Museo Arte Moderno, Cartagena

PRENSA

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Las palabras son el mecanismo acordado con el que nos comunicamos los humanos, y su arcilla, los fonemas y sus letras asignadas. Sin ellos sería imposible.

 

La cosa parece sencilla, pero no lo es. A nivel superior existen distintos idiomas, de los cuales muchos tienen su propio alfabeto, y comunicarse no resulta fácil, siendo la mayoría de las veces un acto de voluntad entre quien tiene algo que contar y quien desea escuchar.

 

El ser humano es imaginativo y su triunfo como especie ha sido saber adaptarse en cada momento a los cambios del entorno, aprendiendo con la observación y posteriormente incorporando el nuevo conocimiento a lo cotidiano. Esto le ha garantizado la supervivencia.

 

La creación de un lenguaje que puede describir emociones nos ha permitido diferenciarnos de otros seres vivos facilitando la actuación coordinada a la hora de resolver problemas: sin un lenguaje no hay coordinación y por lo tanto seguiríamos siendo animales rudimentarios.

 

La humanidad ha aprendido a leer y a contar de múltiples formas sin usar las palabras: un llanto, una sonrisa, un gesto; con ello ha sido capaz de transmitir dolor, alegría, ira...

 

La capacidad de comunicación es algo más profundo e innato en el sapiens, por lo que recurre a cualquier medio a su alcance para poder transmitir lo que siente, porque en definitiva compartir las emociones con otros es lo que motiva la necesidad de contar.

 

En la era electrónica, los mecanismos de comunicación se han multiplicado permitiendo utilizar imagen, sonido, vibración, movimiento, para describir las emociones más allá de los medios tradicionales como la pintura o la escritura. Esta amplia gama de posibilidades facilita el abordaje del acto creativo desde ámbitos anteriormente impensables, por lo que hoy existe una capacidad muy superior de contar, de transmitir.

 

Se hace necesario para el nuevo creador ampliar sus conocimientos técnicos y conseguir de esta forma llegar desde más ángulos al espectador, convirtiendo la obra artística en un complejo de sensaciones. Quien sabe transmitir empatiza con mayor facilidad con los demás.

 

En definitiva, el lenguaje es un mecanismo de éxito. Quien controla la comunicación controla el mundo.

 

El ser humano presenta una característica más desarrollada en él que en el resto de los seres vivos: la inteligencia.

 

Es esta inteligencia la que le permite aprender y utilizar esos conocimientos para adaptarse y solventar las diversas necesidades que presenta la existencia a lo largo de la vida.

 

Abraham Maslow introdujo por primera vez el concepto de la jerarquía de necesidades en su artículo 'A Theory of Human Motivation' en 1943 y en su libro Motivation and Personality. Describió estas necesidades como una pirámide en cuya base se encontraban las más elementales de la existencia, como comer o dormir, y poco a poco, una vez resueltas éstas, se iba avanzando en la escalera cubriendo la seguridad o el empleo, las relaciones afectivas con nuestro entorno, el reconocimiento social y personal y finalmente llegando a la autorrealización, donde se encuentran los valores más abstractos como la creatividad, la ética, la resolución de problemas o el propio sentido de la vida.

 

Esta teoría es muy discutida en el ámbito de la psicología por ser demasiado abstracta y no mesurable, como hicieron Wahba y Bridwell (1986), así como según un estudio de la Universidad de Illinois (2011) en el que se demuestra la inexactitud de la premisa de que para tener una aspiración superior en la escala tengan que estar cubiertas todas las inferiores.

 

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El viaje de Deméter - INFANCIA - 13'59''
El viaje de Deméter - MADUREZ - 11' 04''

 

De todas formas Maslow, con su categorización, abrió la puerta a una nueva línea de interpretación en psicología más allá del conductismo y del psicoanálisis, basada en los logros personales donde un ser no está controlado por sus enfermedades o su entorno, sino que puede autorrealizarse.

 

Esto sólo es la parte psicológica, la parte virtual. Mas las emociones y el pensamiento inteligente sólo son posibles si existe una realidad física, el cuerpo, y en éste, el sistema nervioso es capaz de generar el marco para que aparezca la realidad intangible de la consciencia.

 

Sin una estructura fisiológica, a fecha de hoy, no está demostrado empíricamente que exista un ente inmaterial que perdure desligado más allá de la existencia física y tangible, por lo que ambos se encuentran irremisiblemente ligados.

 

Este desconocimiento, esta incertidumbre, es lo que ha llevado al ser humano a la creación de religiones, filosofías y otras elucubraciones sobre lo que pasa más allá del tiempo de vida.

 

Este proyecto habla de eso, de las reflexiones que realiza el artista sobre la existencia a partir de un hecho transcendental de la vida: la muerte de su madre por una enfermedad degenerativa del sistema nervioso.

 

Lo hace afrontando cinco niveles de investigación: la descriptiva de las neuronas, que son los ladrillos del cuerpo; descriptiva de un segundo nivel, donde se presentan las edades humanas; la empática, recopilando información de otras personas sobre sus emociones; la asociativa simbólica, describiendo a través de metáforas visuales la evolución del conocimiento asociado al tiempo; y finalmente, llegando a otra serie de conclusiones personales que se reflejan en la narrativa del proyecto.

 

Emociones cautivas habla del conocimiento y la memoria atrapados en el silencio, del tránsito entre vida y muerte, del tiempo y del llanto sordo de la incomunicación impuesta, y es un intento del artista por capturar las emociones al afrontar una muerte anunciada y sin despedida más allá de las palabras.

 

Las neuronas, como ladrillos infinitesimales, creadoras de la magia de la consciencia y la sensibilidad, son el soporte sólido y físico que genera y almacena las experiencias.

 

El descubrimiento de la madre como mujer transmisora de valores, la madre generosa que renuncia a sus ilusiones por las de los hijos, la madre dadora de vida, arquetipo referenciado en Deméter y su lucha, baremo que iguala a todas en ilusiones, lides y renuncias, diferenciadas únicamente por los matices circunstanciales de su individualidad.

 

Finalmente, la mujer como basamento y ciclo perpetuo sobre el que se construye la humanidad.

 

Esta exposición nace del proceso creativo del artista desde el momento en que se enfrenta a la realidad de la enfermedad terminal de su madre, un punto de alto bloqueo emocional. No hay palabras. Poco a poco va desvelando a través de las diferentes obras distintos caminos para entender los sentimientos y emociones mudas por la enfermedad.

 

INAUGURACIÓN

'Emociones cautivas'

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