Del 9 al 31 de octubre de 2017
Ayer por la tarde…
El retrato. La pintura. Los amigos. Así, de este modo, también podría titularse este breve escrito que acompaña el trabajo pictórico que ha ideado Antonio Tapia para participar en el ciclo “Diálogos”. El artista murciano ha deseado conversar y dialogar con la obra de Ramón Gaya a través del género del retrato y, además, lo realiza con un espíritu semejante a como lo hace Gaya en la mayoría de ocasiones: eligiendo a sus amigos como protagonistas de los retratos que pinta. El poeta Tomás Segovia, el torero Rafael de Paula, la soprano Victoria de los Ángeles, el músico Salvador Moreno, la profesora Concha Albornoz, el pintor Pedro Serna, entre otros, se asoman a los lienzos y papeles desde los que Ramón Gaya se convierte en excelso retratista.
Un autorretrato al óleo, que pinta Ramón en el año 2000 es el punto de partida para que Antonio comience a reflexionar sobre el insólito universo de Gaya, en sus pinturas, en sus escritos y en la icónica copa de cristal que simboliza la vida. Tapia quiere pintar el rostro de Gaya, y para ello se apoya en una fotografía que le hace al pintor su esposa Cuca (Isabel Verdejo) en el Museo de las Termas de Roma en el año 2000. Tapia pinta, desde un mágico realismo fotográfico, el particular cosmos de Gaya, donde Ramón aparece y desaparece, acompañado de “su copa” y de una implícita armonía universal. Dijo el pintor que “el retrato es tan sólo un fragmento de esa totalidad que viene a ser la naturaleza real viva”. Tapía une el retrato de Gaya a cuatro obras donde también aparecen retratados cuatro de sus amigos, referentes actuales de la cultura de Murcia. El periodista y escritor Pedro Soler, el poeta Soren Peñalver, el museólogo y crítico de arte Juan García Sandoval y quien suscribe estas líneas, como curator y gestor cultural. Estos retratos, construidos de manera íntima y directa, tienen las premisas utilizadas por el pintor neerlandés Frans Hals y recogen una cierta aportación escénica con recursos posmodernistas, afines a los retratos del pintor catalán Anglada Camarasa, donde impera el naturalismo y el decorativismo.
Los cuadros de Tapia no sólo retienen la apariencia externa del personaje retratado, sino que al igual que el primer pintor que trabaja el género del retrato, Leonardo da Vinci, necesita rastrear en la vida más profunda del individuo y no representar la pose idealizada. El pincel de Tapia se impregna de psicología para aportar historias al retrato, para plasmar el aspecto existencial y lo ejecuta con trazo retórico, pero sin exceso artificio. Los cinco acrílicos sobre lienzo los titula con claves que definan a los propios personajes: La ausencia, La búsqueda, La solidez, La entelequia y El instinto. Ayer por la tarde estuve en el taller de Antonio Tapia y quedé atónito mirando sus cuadros, observando los retratos que ahora dialogan con el universo de Gaya, retratos que emergen de constelaciones milenarias, de sueños ancestrales.
Pedro López Morales
Museo Ramón Gaya - Murcia - España
“El retrato no es un género diferente de la pintura, pero sí exige del pintor una muy diferente actitud. El retrato no es, pues, un género es una actitud. El pintor ha tropezado, de pronto, no ya con la naturaleza viva, sino con un enigma mayor, es decir, ha tropezado con su prójimo, con su próximo, casi consigo mismo” Ramón Gaya, 1981