La personal mirada del pintor Antonio Tapia ha indagado en la vida que le rodea hasta componer la exposición 'Heridas del tiempo', una serie de flashes resquebrajados de la sociedad que ahora  exhibe en la Sala VIP del Palco de Honor de la Nueva Condomina.

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Uno tras otro, su pincel agresivo lacera sus tablas, donde los serenos paisajes estallan rotos en decenas de pedazos creando una desazón inquietante en el espectador. Un alboroto de grietas se desata enfurecido en cada obra, demostrando que todo lo nuevo se volverá viejo, que el ahora sera el después, y que el tiempo, imparable, nos herirá a todos.

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La flamante Nueva Condomina envejecida 100 años, la catedral empequeñecida bajo una lluvia de hendiduras, el donostiarra Peine del Viento lacerado sin pudor o la estatua de la Libertad resistiendo los envites son algunos de los espacios interrogados por esta línea de trabajo, que el artista inauguró con sus teléfonos sordos y que continúa ahora explorando por nuevos caminos.

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Mónica Rubio. Periodista